jueves, 6 de diciembre de 2012

3 Pasos que te ayudan a lograr cambios.




Un solo cambio a la vez, pequeño y sencillo

El “yo soy capaz” y “ya verás” son loables y necesarios, hay que tener motivación y recordarte con frecuencia el porqué del cambio. Pero es imprescindible que contengamos nuestros caballos, que refrenemos nuestro entusiasmo y que no nos lancemos a cambiar a lo loco y en todas las direcciones.

Es esencial intentar sólo un cambio a la vez. Lo que ya es un notable reto de por sí. Además, hay que proponerse cambios muy pequeños y muy sencillos pero repetirlos cada día. Yo diría que debemos marcarnos micro cambios. Fíjate un minúsculo cambio en tu rutina  que puedas llevar a cabo. Algo como (ojo, sólo son ejemplos):

No voy a entrar en Facebook hasta haber terminado la primera Tarea Clave del día.

Cuando esté trabajando quitaré todos los notificadores, avisadores de actividad y aplicaciones en segundo plano.

Voy fijar un momento y tiempo límite-máximo para feeds y blogs.

No voy a tener el Email permanentemente abierto.

Voy a hacer descansos regulares entre tarea y tarea

En lugar de abrir el Email a primera hora empezaré a trabajar con la Tarea Clave que tenía planificada.

Fíjate cambios concretos que puedas medir y palpar

El “ya verás, esta mañana voy a ser productivo de verdad” está muy bien como inspiración y punto de partida pero para lograr cambios duraderos tienes que fijarte retos muy concretos, muy palpables que fácilmente puedas medir y decir: “lo he conseguido” o “no lo he conseguido”.

En todos los casos esos cambios supondrán hacer o no hacer algo, esto es, requerirán de una acción. Además, el fijar objetivos concretos te permitirá dos cosas:

Evaluar tus progresos con avances (o retrocesos) reales y tangibles.

Saborear y felicitarte por cada avance: tú lo verás hecho y serás el primer beneficiado.

Recuerda algo muy importante: todo aquello que no se ejercita se pierde.

Repite y repite con regularidad diaria y constante

Al hábito se llega por la rutina y a la rutina por la repetición. Para hacer crecer un hábito de forma duradera y sólida es imprescindible ser constante y persistente. En general tendemos a abandonar algo con la misma rapidez con la que nos entusiasmamos. En el terreno de los cambios productivos esto está mucho más presente y firmes y bienintencionados propósitos se vienen abajo en muchos casos por la falta de constancia.

Ser regular no es fácil, requiere motivación, disciplina y la iniciativa de querer hacer las cosas. Pero el hecho de fijarte cambios muy pequeños y cambios que además tú mismo puedas palpar y ver realizados, será determinante a la hora de facilitar esa repetición tan necesaria a la hora de crear rutinas productivas.

Recuerda algo muy importante: todo aquello que no se ejercita se pierde.

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