LA AUTOMPLACENCIA Y EL FALSO SENTIDO DE URGENCIA
Somos demasiado autocomplacientes. Y
ni siquiera lo sabemos.
El exceso de actividad, frenesí, estar todo el día
ocupados ¿es sentido de la urgencia? No, no lo es. Es simplemente la
actividad frenética de personas que intentan hacer frente a quince
asuntos a la vez, poco de los cuales son fundamentales para la organización.
Dos
grandes peligros para un liderazgo maduro: La autocomplacencia y la falsa
urgencia.
Subestimamos el poder de la autocomplacencia. Su efecto es devastador, y por lo
general el que la padece la niega.
Observamos que la gente está contenta con el statu
quo, no importa lo que digan. No prestan atención a las oportunidades y riesgos
del camino. Los éxitos han creado indolencia e incluso arrogancia. Se continúan
haciendo las cosas como se han venido haciendo, focalizándose la organización
en lo que siempre se ha focalizado, se continua en aquello que dio éxito y peor
aún en lo que no. Pero, en un mundo cambiante, rápido, competitivo, una
satisfacción adormilada y constante con el statu quo puede ser demoledora y
desastrosa, es como ir suicidándose lentamente en nuestro confort.
Sin embargo, los hay que creen que han encontrado la
solución a este problema cuando ven a su alrededor un derroche
frenético de actividad, gente de reunión en reunión, elaborando y
presentando innumerables e interminables powerpoints, gente que da la impresión
de abandonar constantemente ese statu quo de manera inconformista, gente con la
impresión de un agudísimo sentido de la urgencia, sin embargo esta falsa
urgencia también es demoledora. Esta actitud se debe más a reacciones
a la presión externa e interna, que generan ansiedad y molestia, que a la determinación
fundamental de moverse y ganar, ahora. El frenesí resultante distrae más
de lo que ayuda y consume la energía en actividad y no en productividad.
Y es aquí donde debemos de centrar el liderazgo maduro,
en el verdadero sentido de la urgencia. El verdadero sentido de
urgencia se centra en asuntos críticos, no en agendas atestadas de lo
importante y lo trivial. La verdadera urgencia es motivada por la
profunda determinación de ganar, no por la ansiedad de perder. La persona
que tiene una actitud de verdadera urgencia trata de lograr algo importante
todos los días.
Se centra y focaliza en los cuadrantes 1 y 2.
URGENTE
|
NO
URGENTE
|
|
IMPORTANTE
|
Cuadrante
1
|
Cuadrante
2
|
NO
IMPORTANTE
|
Cuadrante
3
|
Cuadrante
4
|
En un entorno como el de hoy en día, con una
competencia feroz, cuando la tecnología y la información lo están cambiando
todo, el comportamiento de actuar como si nada pasase (autocomplacencia) como
el de correr en círculos (falsa urgencia), son torpedos silenciosos lanzados
hacia uno mismo que acaban con mucha frecuencia con el barco.
El líder maduro tiene que tener presente que la
verdadera urgencia es un activo esencial que debe crear, recrear y
desarrollaremos como hacerse.
UN VERDAERO SENTIDO DE URGENCIA
Según el diccionario de la Real Academia Española de
la Lengua, urgencia quiere decir: “Necesidad o falta apremiante de lo que es menester para
algún negocio.”
Cuando
se tiene un verdadero sentido de urgencia el pensamiento que se tiene es el que
hay que tomar medidas ahora, no al final cuando las circunstancias
permitan fácilmente hacerlo. Ahora quiere decir progresar
realmente cada día. Necesidad critica o apremiante se refiere a retos
fundamentales para el éxito o la supervivencia, para ganar o perder. Tener
sentido de la urgencia es sentir que se tiene que lograr algo importante hoy.
El
comportamiento urgente no lo mueve ni la creencia de que todo anda bien, ni la
creencia de que todo es un desastre, lo mueve la creencia de que cada instante
esconde una oportunidad y un grave peligro. La acción urgente no se mueve o
logra por sentimientos de satisfacción, ansiedad, frustración, miedo, enojo o
temor, sino por una determinación visceral de moverse y ganar ahora. La
autocomplacencia y falsa urgencia hacen mirar hacia adentro, no hacia afuera
que es donde se encuentran las oportunidades, para aquel que observa de manera
persistente e incansable.
Veamos
un cuadro ejemplificativo de conductas y comportamientos.
Las ocho medidas de un
líder maduro en un entorno cambiante e impredecible.
TODO COMIENZA CON UN
SENTIDO DE URGENCIA.
1.- Un
sentido de la urgencia: Los
ganadores primero se aseguran de que suficientes personas sientan un verdadero
sentido de urgencia para buscar ahora las oportunidades decisivas y los riesgos
que corre una organización.
2.- El
equipo maduro como guía: Las
personas que tienen un fuerte sentido de urgencia identifican rápidamente lo
asuntos clave y conforman equipos lo suficientemente fuertes y con el
suficiente compromiso para llevar a cabo una iniciativa ambiciosa de cambio, a
pesar de tener ya demasiado trabajo o estar muy comprometidas.
3.-Visiones
y estrategias: Los equipos fuertes y altamente comprometidos
guían los esfuerzos en busca de visiones y estrategias para manejar los asuntos
clave, aun cuando las mejores estrategias son esquivas.
4.-Comunicación: Los equipos que tienen un alto sentido de urgencia
sienten profundamente una necesidad imperiosa de comunicar las visiones y
estrategias a las personas apropiadas, a fin de ganar adeptos y generar un
mayor sentido de urgencia en sus organizaciones.
5.- Empowerment
(Facultamiento): Las personas que tienen un verdadero sentido de urgencia les
otorgan poder a quienes están comprometidos a hacer de una visión una realidad
y les eliminan los obstáculos que aparecen en el camino, aun si es muy difícil
eliminar dichos obstáculos.
6.- Triunfos a corto plazo: Los equipos que tienen un alto sentido de urgencia
llevan a quienes han otorgado poder a lograr triunfos visibles, claros y a
corto plazo. Logros que silencian las críticas y desarman a los cínicos.
7.-Jamás
disminuir la intensidad: Los
grupos que tienen un verdadero sentido de urgencia no dejan que sus
organizaciones vuelvan a caer en la comodidad de la autocomplacencia después de
obtener los primeros éxitos.
8.-
Hacer que el cambio se mantenga: Las
organizaciones que tienen un alto sentido de urgencia, se sienten obligadas a
buscar maneras de asegurarse de que cualquier cambio se mantenga,
institucionalizándolo en la estructura, en los sistemas y, sobre todo, en la
cultura.
La buena
noticia es que en un entorno cambiante, no solo hay peligros sino también se
ofrecen muchas oportunidades maravillosas. Capitalizar las oportunidades
requiere múltiples habilidades y recursos, pero, atención, todo comienza con un
sentido de urgencia. APASIONANTE
ESTE VIAJE ¿VERDAD?…
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