lunes, 27 de enero de 2014

El mapa no es el territorio.

El mapa no es el territorio


¿Qué es real? Un empleado ingresa a la oficina donde se reúnen tres directores. No los saluda, no les dirige la mirada, recoge un documento de un estante y sale de la oficina. Uno de los directores reacciona – ¡Qué mal educado se ha vuelto este señor! Ni siquiera saluda- el otro presenta una opinión diferente –creo que no quiso interrumpirnos- mientras el tercero plantea otra hipótesis –era obvio que algo le pasó, lucía enfermo y preocupado-.

El mundo que nos rodea, independientemente de que tengamos consciencia de éste, es el territorio. Es la apreciación subjetiva que tenemos del mundo. Dependiendo de la crianza, cultura, circunstancias, información disponible, etc. percibiremos el territorio (realidad) de diferentes maneras.

Si nuestra manera de percibir la realidad coincide con la de otros consideramos que estamos siendo objetivos, no obstante, quienes tienen otras explicaciones de los mismos hechos también coincidirán con otras personas y eso también sería objetivo.

¿Entonces? No podemos apreciar la realidad, el territorio del universo interno y externo existe en nuestra mente según nuestro punto de vista por lo que tenemos simplemente una representación de esa realidad con la simbología que creamos conveniente, es decir, mediante nuestros mapas.

La cartografía con la que apreciamos el mundo es la mejor que poseemos en este momento. Es la que nos permite vivir y llegar hasta donde estamos. Tomar consciencia de que podemos cambiar nuestro diseño de mapas es reconocer que nuestra reacción a los eventos carece de relación causa-efecto con la realidad… porque la realidad no existe en nuestra mente… la creamos y transformamos según nuestra posibilidad y necesidad.

Nuestra forma de ver el mundo no obedece a una estructura inquebrantable. Es una relación transaccional con nuestra experiencia, riquezas y miserias lo que nos hace avanzar, detenernos o retroceder en nuestros objetivos.

Confundir el mapa con el territorio es limitar la comunicación con los demás y consigo mismo, es enajenarse respondiendo a estructuras creadas por intereses ajenos y privarse de la oportunidad de evolucionar.

Al conocer que nuestro mapa puede ser enriquecido y mejorado es abrir la puerta de la oportunidad ya que podemos agregar elementos que nos guíen mejor a nuestras metas, retirar aquellos que son lastre del progreso y, al tomar confianza, emprender mejores viajes.

Si aprendemos a diseñar-programar nuestros mapas podemos definir nuestro rumbo. Si no lo hacemos otro lo hará por nosotros y a conveniencia de sus intereses.

Mapa

Territorio